domingo, 11 de marzo de 2012

Obsolescencia programada.

Se denomina obsolescencia programada a la planificación del fin de la vida útil de un producto.
El objetivo de la obsolescencia programada es obligar al consumidor a comprar lo mismo que ya compró o una versión más moderna y cara del producto, para así aumentar los beneficios del vendedor.
La etapa inicial de la obsolescencia programada se desarrolló entre 1920 y 1930, cuando la producción en masa empieza a forjar un nuevo modelo de mercado en el cual el análisis detallado de cada sector se convierte en factor fundamental para lograr el éxito.
El proceso es el siguiente: se incluyen pequeñas piezas defectuosas en cualquier producto o se utilizan materiales de dudosa calidad para que, al cabo de un tiempo, fallen. Cuando el consumidor va al lugar donde compró el producto para intentar arreglarlo, le dicen que es mejor que compre otro nuevo pues, o no se puede arreglar, o bien, le saldrá más barato adquirirlo que repararlo.
El primer producto al que afectó la obsolescencia programada fueron las bombillas. Los principales fabricantes europeos y estadounidenses (con sus respectivas colonias asiáticas y africanas)  de estos objetos se reunieron en 1924 y crearon el primer cártel mundial para controlar la producción de las bombillas, Phoebus.
En un principio, la idea de los fabricantes era que las bombillas tuvieran una larga vida, pero, un tiempo después, se percataron de la posibilidad de más beneficios si obligaban al consumidor a renovar lo que comprara.
Uno de los problemas que la obsolescencia programada, además del abuso del fabricante y el vendedor, es la gran cantidad de residuos que se crean. La mayoría de los materiales usados no son biodegradables y terminan en vertederos de países tercermundistas. La generación diaria promedio de basura «per cápita» es de 1 kg: alrededor del mundo, en tan sólo un día se generan 7 000 000 000 kg de desechos. Además, casi todos estos materiales no biodegradables, tienen una tasa de contaminación muy alta, lo cual daña tanto el medioambiente como la calidad de vida y la salud de los habitantes de estos países.
Este documental tuvo un gran éxito cuando comunicó a todos los espectadores la verdad sobre la obsolescencia programada.



Sara Valero

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